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Para llegar rápido ve solo, para llegar lejos vayamos juntos

Brisa es una adolescente argentina de 15 años que asiste a la Institución Fátima. Lee sobre ella a través de las historias que nos comparte su madre Nancy y su maestro Nehuén.

Brisa es una adolescente argentina de 15 años que asiste a la Institución Fátima. Lee sobre ella a través de las historias que nos comparte su madre Nancy y su maestro Nehuén.  

Nehuén:

Una de las cosas más lindas que me brinda mi trabajo es que a pesar de tener la responsabilidad de enseñar, al mismo tiempo aprendo de mis alumnos. Siempre suelo decir que nuestros alumnos son nuestros primeros maestros, y en este caso la familia también. Mi nombre es Nehuen Rodriguez Picatto, tengo 26 años y me desempeño como docente en la Institución Fátima, ubicada en la localidad de Beccar, provincia de Buenos Aires, Argentina. Hoy tengo la posibilidad de compartir con ustedes mi experiencia trabajando con familias, especialmente con la familia Abad Cardozo.

Los que conocen a Brisa, saben que es una adolescente con todas las letras, con sus buenos y malos momentos, con sus risas, sus chistes y sus travesuras. Los que conocen a Nancy, saben la clase de madre y mujer que es, siempre acompañando a su hija hasta el fin del mundo, haciendo lo que sea para verla bien y feliz. Para los que no las conocen, por favor las invito a conocerlas.

Nancy:

Soy Nancy Griselda Cardozo profesora de enseñanza preescolar jubilada. Mi principal título es el de mamá de Brisa Abad Cardozo, una adolescente muy sociable, observadora, curiosa, intrépida, osada, tenaz, constante, independiente dentro de sus posibilidades, cariñosa, traviesa y desobediente con un diagnóstico de hipoacusia bilateral severa profunda y retraso madurativo. A los 6 años de edad se le realizó el implante coclear en el oído derecho. Si bien Brisa no está oralizada (se desempeña correctamente con el lengua de señas), el implante le permitió conectarse con el mundo (escucha y me avisa cuando suena el teléfono, cuando ladra el perro, responde a su nombre, a una palmada, etc) y a nosotros como padres también nos favoreció en muchos aspectos cotidianos.

Vivimos en nuestra casa en Tigre, Argentina, con nuestra perra Amby. El fallecimiento de su Papa Pablo y al siguiente año su tío Miguel (mi Hermano), con los que tenía un vínculo muy fuerte, nos cambió la vida y Brisa tuvo cambios de conducta muy notables (se pegaba, lloraba, gritaba, dejó de controlar esfínteres, comenzó a tener algunos miedos, mal humor y ansiedad que la conduce a un descontrol en la alimentación/obesidad). Actualmente está medicada por un psiquiatra infantil con Risperidona. Poco a poco con la medicación ciertas conductas fueron mejorando aunque no en su totalidad, de todas maneras el control psiquiátrico es frecuente.

Brisa y yo estamos la mayor parte del día juntas. Tenemos el apoyo de mi hermana Emilce, quien es mi consejera. Brisa es muy colaboradora especialmente a la hora de cocinar. Es muy conversadora, preguntona, le encanta nadar, pasear y recibir gente en casa, los festejos y reuniones familiares. Le gustan los abrazos y las cosquillas. Nuestro vínculo es muy fuerte, pero como toda mamá con su hijo charlamos, nos reímos, nos enojamos, lloramos…

Desde los 13 años, Brisa se muestra con las características de los adolescentes (duerme hasta tarde, elige su ropa, no quiere bañarse y luego está una hora bajo la ducha, me contradice) y aunque a veces yo esté cansada, enojada, angustiada o triste ella saca lo mejor de mi por que ella es mi motor.

En el 2011 tuvimos que cambiar de escuela. Me sentí muy triste, angustiada y desorientada pero tuvimos la buena ventura de conocer la Institución Fátima. Todos esos miedos desaparecieron desde la primera entrevista, me trataron con mucho afecto y Brisa se separó de mí sin ninguna dificultad cuando fue llevada por una docente a ser evaluada.

Actualmente Brisa concurre felíz, no quiere faltar, en casa habla todo el día de Fátima y los profesores, se enoja cuando no hay clases, tiene buena relación con sus compañeros. Yo estoy muy agradecida con su profesor Nehuen por su labor, su vocación, su profesionalismo y especialmente el amor (ingrediente fundamental) que siente por sus alumnos. 

La propuesta “Construyendo las Herramientas”

Nehuén:

Como docente de Brisa y de otras increíbles estudiantes, la escuela se trasladó a los hogares por la pandemia, tuve la posibilidad de sumergirme en la casa de mis alumnos, conociendo un poco más sobre su vida familiar. Cada una de ellas, de forma natural me enseñó sobre el concepto de resiliencia. De allí surgió el proyecto “Construyendo las Herramientas” para generar y mejorar las interacciones entre el familiar y el estudiante con el fin de fortalecer la comunicación y motivar a generar un rol más activo del estudiante en su hogar.

El proyecto “Construyendo las Herramientas” cuenta con sesiones individuales de 30 minutos, de manera presencial y/o virtual, dependiendo de la disponibilidad del familiar. 

En la primera sesión cada familia debe contar sobre la rutina completa del estudiante en su casa, la familia plantea objetivos a trabajar en el aula para luego trasladarlos a la casa. Y, por último, proponer una actividad a trabajar para alcanzar el objetivo pautado. 

En las próximas sesiones se comienza el trabajo en el aula entre el familiar y el estudiante. Cada  sesión de trabajo están dividida en:

  • 5 minutos de introducción: repaso de los objetivos pautados y espacio al familiar para contar sobre la actividad propuesta.
  • 15-20 minutos de actividad: el familiar y el estudiante trabajan en la actividad propuesta por el familiar, el docente aporta sugerencias, marca los puntos positivos y aporta sugerencias en tiempo real.
  • 5 minutos de reflexión: un espacio para que el familiar pueda expresar cómo se sintió después del trabajo y para que el docente pueda aportar sugerencias.

Nancy: 

La propuesta de participar en el proyecto “Construyendo las Herramientas” junto con el docente Nehuen, me produjo nervios, ansiedad, curiosidad, muchas expectativas, pero siempre pienso que todo lo que sea y sirva para mejorar la calidad de vida de Brisa. Mejorar nuestra relación, nuestra comunicación, es muy importante, muy valioso y además me gusta compartir y aprender con ella día a día.

Durante el desarrollo de la actividad elegida, me costaba mostrar tal cual soy con Brisa en casa (además tenía miedo que ella pensara que yo le estaba invadiendo su espacio), pero ella siempre me mostraba lo contrario al participar de forma natural, cumplir las consignas y lograr el objetivo elegido para tal o cual actividad, lo lo cual me permitía terminar la actividad más relajada y motivada para el próximo encuentro.

Todos estos encuentros fueron muy positivos para Brisa y para mí, a mi me motivaron para buscar nuevas estrategias y nuevas formas de comunicación con Brisa, especialmente para abordar temas que a veces se tornan muy reiterativos con ella, y a Brisa le permitieron bajar un poco la ansiedad, tener más independencias en algunas actividades, comprender más rápido algunas consignas o explicaciones. También me fueron muy útiles los momentos de reflexión con el profesor Nehuen, quien me marcaba lo positivo y me aportaba diferentes sugerencias y apoyos en cada encuentro para hacer más comprensibles ciertos temas, a los cuales a veces me resulta difícil abordar.

A partir de la realización del proyecto noté a Brisa más colaboradora, más independiente, más segura y yo me animé a dejarla colaborar en actividades que antes no me animaba. Por todo lo mencionado anteriormente, recomiendo este método de trabajo.

Me gustaría dejar algunos mensajes de cosas que yo fui aprendiendo con el tiempo y me sirvieron mucho. Primero debemos aceptar el diagnóstico de nuestro hijo/hija, no tenerles lástima ni permitir que otros les tengan lástima, buscar buenos profesionales que aborden el diagnóstico desde lo teórico sin dejar de lado lo emocional de cada niño/a y la familia y prestar atención a los cambios de conducta de nuestros hijos. Debe haber contacto constante con la institución y profesionales, ser sinceros con los mismos contándoles los progresos y cambios ya sean estos negativos o positivos, aprender el método que nuestros hijos necesitan para comunicarse sea cual sea, tener paciencia aunque a veces no sea fácil, compartir con ellos todos los momentos posibles, poniendo límites pero también jugar con ellos, cantarles, hablarles, acariciarlos, hacerles cosquillas, abrazarlos, besarlos, creer en ellos, apostar por ellos, festejar sus logros, y decirles a cada momento “te amo”.

Por último quiero contarles que las dos estamos rodeadas de muchos familiares y amigos maravillosos, siendo sin duda los más importantes en la vida de Brisa y mía también: su abuela Elba, su tía Emilce, su tío Marcelo, su prima Mariana, su primo Agustín, su primo Fabio, el Perro Chino, la perra Luna, y nuestras perras Amby y Lulu.

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